jueves, 1 de julio de 2010

Algunas noches

Algunas noches llegas transformada, convertida en olvido y desencanto. La soledad se apodera entonces de tu alma. Te vienes muy despacio, agotada y febril hasta la cama. Yo te miro a los ojos y veo tempestades, abismos, naufragios en el aire.
Algunas noches llegas del trabajo, y una tristeza extraña se instala junto a mí bajo la almohada. Todo tu ser se vuelve hacia lo oscuro mientras lucho por rescatarte. Salgo entonces en busca de una luz que te pueda salvar, de una razón que te lleve hacia el mar, de un libro que te hable de montañas.
Esas noches, el mundo, se esconde acobardado entre cortinas, las estrellas se duermen en las calles, no hay sonrisas posibles, ni gestos que muevan el cielo.
Cuando sucede eso, yo busco sin cesar en los cajones, recorro mil caminos, incansable. Intento comprender para explicarte, enciendo y le doy luz a mis mejores lunas, escojo mis palabras, apago mil incendios con las manos, me enfrío y me desvelo, en un intento loco de ayudarte.
Casi siempre amanezco derrotado, cubierto por el polvo, desangrado… pero eso me da igual, no significa nada. Algunas noches llegas triste, y algunas noches, yo consigo alegrarte, y la vida está bien. Sonríes, y con eso me basta.

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