martes, 17 de noviembre de 2009

En el bosque

Cae la noche en el bosque. En el cielo aparece la luna, y al instante, su luz se refleja en el río. Se ha marchado la niebla y allá en el firmamento brillan un par de estrellas. El aire llega cargado de humedad; huele a jara y a hierba. En mi alma hay un altar construido con la tierra que da vida y conforma este lugar. Este bosque es mi templo y en sus rincones, él guarda para mí un secreto eterno, un espacio de soledad y de silencio. Llevo el bosque conmigo. Forma parte de mí. Mi cuerpo es este bosque centenario, este bosque del árbol, de la piedra, del charco, del camino, del recuerdo de ti y de la enredadera que susurra a golpes de brisa sus secretos. Quisiera tanto fundirme en tu serenidad, bosque de noche eterna, vacío de la nieve que vendrá, silencio hecho palabra en estas piedras. Cae la noche en el bosque, y en medio de esta soledad, mi corazón enciende un fuego que intenta dar calor a nuestros sueños.

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