lunes, 9 de noviembre de 2009

Recuerdo

Recuerdo la noche en la que murieron nuestras almas. Era invierno y había pájaros helados colgando de las ramas de los árboles. Yo había pasado por la vida casi sin darme cuenta, hasta esa noche atroz, en la que el brillo de tu mirada se me clavó tan dentro y me inició de pronto en el olvido. ¡Qué frío aquella noche! Recuerdo todo el peso de aquella oscuridad, atenta a todos tus gestos, y mi respiración, que crecía y crecía a cada instante, y cómo todo se iba tornando negro mientras lo inevitable llenaba el territorio de mis sueños. De pronto se me acabó el futuro. No había luz, ni una brizna de espacio azul en el ambiente. El cielo desapareció y dejó un hueco vacío. Todo era pesadez y era amargura. Aquella noche hicimos el recuento de todas las ilusiones que habían quedado atrás. Después hubo un incendio, se quemaron en él nuestros recuerdos. Conseguimos sobrevivir a toda esa desesperanza, pero, desde ese día, sólo quedó de nosotros un par de cuerpos.

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