Esta noche contemplo brillar una luna de primavera. Es una luna pequeña, suspendida de un modo muy frágil en la nada infinita del cielo. Mientras tanto, en tus ojos dormidos se enreda el fantasma de un sueño, una paz misteriosa, un viaje sin fin al lugar donde ahora descansan todas las respuestas.
Esta noche es la noche del tiempo, del instante de piedra, del paisaje sin fin, de las locas palabras eternas, del decirse te quiero.
Los que un día se fueron ya no volverán, los que estaban ausentes vivirán en su ausencia, los que un día perdieron la vida hablarán en silencio.
Esta noche no consigo dormir: es primavera. Hay un sabor a paz que me fascina en cada una de las curvas de tu cuerpo y mientras te contemplo, siento que no sucede nada fuera de ese centro que en esta hora extraña de la noche llenas tú, y sin embargo, mientras el tiempo avanza, el corazón del mundo se precipita a un abismo absoluto de dolor. Tengo miedo por ti, mi amor, y lo único que deseo en mi corazón es que nunca te alcance el sufrimiento, ni la terrible maldición que pinta los paisajes de la muerte.
Hay una sabiduría que duerme en el silencio de la noche. Mientras te miro, el tiempo se desliza lento. Dejo todo ese gran dolor atrás y comprendo que esta noche en tu cuerpo guardas la clave de un espacio secreto. Eres un país de luz y de esperanza. Todo es inmenso en ti, tú eres la noche entera.
Me abrazas mientras duermes, siento toda esa vida, ese misterio en tu cálido cuerpo. No soy capaz de imaginar los límites de esta forma como te quiero.
Esta noche es la noche del tiempo, del instante de piedra, del paisaje sin fin, de las locas palabras eternas, del decirse te quiero.
Los que un día se fueron ya no volverán, los que estaban ausentes vivirán en su ausencia, los que un día perdieron la vida hablarán en silencio.
Esta noche no consigo dormir: es primavera. Hay un sabor a paz que me fascina en cada una de las curvas de tu cuerpo y mientras te contemplo, siento que no sucede nada fuera de ese centro que en esta hora extraña de la noche llenas tú, y sin embargo, mientras el tiempo avanza, el corazón del mundo se precipita a un abismo absoluto de dolor. Tengo miedo por ti, mi amor, y lo único que deseo en mi corazón es que nunca te alcance el sufrimiento, ni la terrible maldición que pinta los paisajes de la muerte.
Hay una sabiduría que duerme en el silencio de la noche. Mientras te miro, el tiempo se desliza lento. Dejo todo ese gran dolor atrás y comprendo que esta noche en tu cuerpo guardas la clave de un espacio secreto. Eres un país de luz y de esperanza. Todo es inmenso en ti, tú eres la noche entera.
Me abrazas mientras duermes, siento toda esa vida, ese misterio en tu cálido cuerpo. No soy capaz de imaginar los límites de esta forma como te quiero.
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