miércoles, 12 de mayo de 2010

Querido amigo slow

Querido amigo slow: creo que ya te lo he dicho antes, pero como no estoy seguro te lo repito: deberías abrirte un blog y dedicarte a escribir estas cosas que me dejas aquí en forma de comentarios. Hoy me siento un poco en paz con las cosas del mundo así que me apetece tratar de responderte con calma a alguno de tus comentarios con un poco de ese tipo de cosas que me rondan por la cabeza:

Dices:

“Tal vez deberías de aprender de el, de cómo vive, de cómo ama…”

Todos deberíamos aprender de los demás pero es difícil. Ya es mucho si somos capaces de aprender algo sobre nosotros mismos. Esto casi nunca sucede. Al final ya es bastante si somos capaces de aprender que nadie puede ayudar a nadie, que nadie puede cambiar a nadie, que sólo se puede esperar y compartir un tiempo, tratar de comprender al otro sin juzgarle, y, en el mejor de los casos, tal vez, compartir una vivencia que cambia de algún modo nuestras vidas. Esa vivencia de la que nunca se regresa igual.


“Y yo pensaba, pero es que somos lo que somos y lo mío no lo cambio por nada”.

Uno siente una forma de apego profundo por lo suyo, porque es lo que siente que es: es su carne, su sangre y su historia. Son sus antepasados llamando desde los orígenes del tiempo. Si a uno le quitan lo que es ¿Qué le queda? Esta es una cuestión interesante. Pero no hay que olvidar que, en realidad, y aunque cueste trabajo comprenderlo, no existe nada parecido a “yo, mí, o lo mío”. Después de una catástrofe o de una pérdida esencial, cuando uno se descubre solo. Sin pasado, presente o futuro, esta forma de realidad te golpea con la fuerza brutal de una iluminación. Sólo existe un vacío absoluto que vamos llenando con nuestras acciones. Sólo existe un instante, el instante presente, el momento en el que vivimos y es un instante que debiera estar hecho sólo para vivir en él con toda el alma, con todos los sentidos, con toda la emoción que supone estar vivo. Pero ¿Quién es lo suficientemente valiente como para existir de esa manera? Es un proceso, es un trabajo. Es un viaje muy largo hacia la Vida.


“Prefiero mis victorias, mis fracasos, mis errores, mis aciertos. No necesito ser más victima de lo que una victima debe de ser”.

Saber quién eres, donde estás, el lugar que ocupas en la historia del mundo, saber a que eres fiel o a quien has hecho daño, a quién has amado y a quién has traicionado con tus actos. Esto es algo importante. Es el principio del cambio. Es el lugar donde empieza el camino. Es, al final, una especie de encuentro con nuestra eternidad. El problema no es equivocarse, el problema es llegar a comprender que te has equivocado y aceptarlo y tratar de cambiar, y luchar por cambiar, incluso aunque los resultados sean pobres, una y otra vez, sin cesar, siempre.


“En el fondo del pozo, allí donde ni llega la oscuridad existe un mundo, una manera de entender la vida que no es vida, es allí donde a veces hay que ir para desde allí tomar impulso y poder nuevamente volar “

A veces es necesario tocar fondo, perder todo lo que eres, quedarte en nada, para empezar de nuevo. A veces es lo mejor que le puede pasar a uno, pero el fondo del pozo es un lugar inhumano y frío, donde, al igual que en las altas montañas, nadie debe permanecer más de una noche. A partir de ese instante el desgaste del organismo impide cualquier posibilidad de recuperación. Mi consejo es que, cuando llegues al fondo del pozo, mires de frente a esos demonios del horror, guardes en tu retina esa imagen para poder recordarla en el futuro, y regreses de allí cuanto antes, con toda esa experiencia y nunca bajes a ese pozo más. Con una vez que estés allí ya es más que suficiente.


“Desnudo ante la nada, nada debes esperar, nada debe de ocurrir, puesto que nada es nada”.
Los extremos caminan de la mano. La nada y el todo están tan cerca que yo los confundo a cada paso. Es como en la escritura: ¿Qué es real? ¿Qué es ficción? ¿Qué parte de mi alma queda enganchada para siempre en un relato? A veces leo lo que escribo y ya no sé si eso lo he escrito yo. Sucede como en los recuerdos; nadie recuerda las cosas como fueron, sólo recuerda lo que han representado para él.
Un abrazo, amigo. Ha sido un placer reflexionar contigo sobre este tipo de cosas. Me las digo a mí mismo, te las digo a ti y las dejo aquí por si le pueden servir a alguien en algún momento. Si alguien cae en la tentación de pensar que soy un poco sabio que se olvide. Todo esto en mi vida no es más que teoría, pero eso sí, lo intento. Dios sabe que lo intento cada día.

No hay comentarios: