lunes, 3 de mayo de 2010

Deja que las cosas pasen

Mes de mayo y ella duerme a mi lado, con su cuerpo encendido de vida. Y mi mundo está en paz mientras todos nosotros hacemos un viaje infinito sobre un trozo de roca que se mueve a una velocidad de vértigo por el espacio. No existe nada eterno, o tal vez si –pienso en esas estrellas, en todas esas muertes y en esos nacimientos-. Tal vez todo el dolor regresa con el tiempo, pero eso no importa demasiado esta mañana, porque ella sigue aquí y todo esto es realidad que nace y vive y crece, y tiene su existir y su latido. Luego se multiplica en cientos, en miles, en millones de pequeños sucesos diferentes que se pierden en el cosmos del tiempo para siempre. Mientras, yo dejo que las cosas pasen.
Y sigo jugando a ser feliz, y voy pintando cielos para ella, y a veces siento miedo por tenerla, y a veces siento miedo de perderla. Pero dejo que pase el viento por mi casa y dejo que el crepúsculo me hable, y sigo peleando por mi vida, y sigo combatiendo con la muerte.
Es lunes, ha llovido, el tiempo se estropea y no puedo dormir, pero eso me da igual porque yo ya no necesito nada. La quiero, la quise, la he querido. La querré hasta que el tiempo se detenga.
Lo sé, la vida está llena de historias, pero ahora, en este instante, sólo puedo pensar en ella. Quisiera escribir otro tipo de cosas: algo profundo y triste, algo que hable del sufrimiento, del cielo, del dolor, o de la muerte... Pero ahora no encuentro las palabras. Cada vez que lo intento mi mente regresa junto a ella. Sólo puedo pensar en su forma de ser, en su alma, en su alegría, en la forma que tiene de reír, o en la forma que tiene de enfadarse, en ese corazón tan suyo, repleto de misterios, en sus sueños y en sus anhelos, en su fuerza, en sus labios y en esa forma que tiene de quererme…
En fin, que no hay manera. Imposible escribir en este estado. Lo único que puedo hacer es recordarla. Y a todo el que me encuentro le digo que no dude, que luche, que camine, que no le deje espacio a la derrota, que no deje de ser valiente, que deje que las cosas pasen, que le haga un espacio en su vida a la esperanza, que salte al abismo del miedo sin dudarlo, porque nunca sucede nada. Que no crea que todo ha terminado, que la vida sorprende a cada instante…
En fin, ya no me extiendo más, resumiendo: que la cosa no pinta bien y yo no me relajo. Llevamos más de un mes y aún sigo igual de enamorado, y no me puedo concentrar, ni escribir nada. Sólo puedo pensar en ella esta mañana.

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