domingo, 12 de septiembre de 2010

Los sabios dicen

…Por que los sentimientos se tienen siempre demasiado pronto… Y un día se recuerdan y uno comprende que todo ese dolor podía haberse evitado. Los sabios dicen que todo ese dolor es fruto del desconocimiento. Dicen que si uno comprendiera la realidad final que se esconde debajo de cada uno de esos sentimientos sería imposible sufrir. Ahora, en medio de la niebla, bajo una luna oculta entre las nubes, comprendo una vez más que todo este dolor se pierde para siempre en el olvido. Da igual lo que suceda, hay que seguir y continuar viviendo. ¿Por qué o para qué? Lo ignoro. Nunca he sido capaz de contestar a eso.
…Miro a mi alrededor y observo y analizo las vidas de la gente. Esa es la tarea de un escritor, y a eso le dedica todo el tiempo. Tratar de comprender porqué sucede todo. Y más allá de eso, tratar de comprender su propio mundo. Un mundo que trasciende lo real y se interna de un modo irremediable en su imaginación, sus miedos, sus sueños más profundos, sus anhelos… Pero, ¿quién puede comprender a un ser humano? Sus sendas, sus caminos, se adentran en las selvas del lenguaje, allá donde las emociones dejan de poder expresarse con palabras, así, entonces, sólo queda un intento; probar a dibujar una silueta. La silueta de un dios, propio y desconocido, que vive, pequeño y desterrado, entre los hombres.
No sufras los domingos por la tarde; mantén tu corazón lejos de esas costas que llaman a la muerte. Navega mar adentro. Dedícate a vivir. No pienses demasiado. Siente con toda el alma, tienes que ser feliz, porque para eso un día te crearon.

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