lunes, 20 de septiembre de 2010

Todo lo bueno

Aunque aún es de noche de pronto amanece en mi alma. Salgo a la calle. Respiro. Respiro hondo: hace fresco, pero puedo sentir de una manera intensa como por encima de estas nubes oscuras brilla el sol. Y empiezo este día con una sonrisa de esperanza entre mis labios y una buena canción, mientras todo este mundo loco despierta a mis sentidos.
Cada cosa que digo, cada cosa que hago, cada mínimo gesto, trabaja para construirnos un destino mejor. Y la vida transcurre ajena a esto. Las cosas continúan -todo llega, pasa y se va, camino de ninguna parte –los hombres, las mujeres, los días y las noches, los rostros, los paisajes…-. Somos tan poca cosa, pero ella y yo seguimos juntos de un modo misterioso. Y es tanto el destino que late en nuestros corazones que no existe un milagro más difícil, más raro, más extraño, que yo pueda encontrar que este permanecer unidos, juntos nosotros dos.
Y así pasan los días y así pasan las noches, mientras vamos dejando atrás un reguero infinito de demonios que no pueden seguir el ritmo que marcamos. Y la vida tiembla de vida, y la muerte tiembla de muerte, y se aburre y se marcha, y crece a cada instante nuestra felicidad.
Cada lucha ganada, cada lucha perdida, cada instante en el alma, nos hace más eternos, cada nueva palabra pronunciada en sus labios, nos hace mejorar. Y una vez, y otra, y otra, después de tocar cada cielo, regresamos de nuevo a este suelo nuestro de cada día, ponemos la ropa sucia en la lavadora y tratamos de continuar.
Y me digo a mi mismo: tranquilo, no te espantes, pequeño corazón lleno de miedos, todo tiene un sentido. Seguimos caminando. La vida es sólo esto, y todo esto no es más que un juego (un juego sencillo y complicado que nadie te puede enseñar a jugar).
Y me digo a mi mismo: no olvides escribir más tarde todo lo bueno que te va a ocurrir hoy.

No hay comentarios: