lunes, 6 de abril de 2009

Christian y el dolor

Era muy joven para casi todo y sin embargo parecía poseer esa sabiduría que da el haber pasado por los callejones oscuros de la vida. Se había teñido el pelo del mismo color que el corazón, y escondida en el fondo de sus ojos ocultaba la historia triste de alguna gran pasión. Le conocí una noche en la que celebraba un cumpleaños cualquiera de su vida, y entre brumas de alcohol y humo de cigarrillos mentolados, le escuché recitar los diálogos que daban forma a su mundo. Un mundo hecho de desencantos, de búsqueda y de fascinación.
Crhistian quería vivir por encima de todo, pero, probablemente, su barrio, su ciudad, su calle, sus garitos, su historia y sus amigos, se quedaban pequeños ante su intensidad.
A pesar del dolort era un privilegiado. Aunque él no lo sabía aún, algo, en algún instante mágico de su camino, le mostraría un cielo que sólo algunos pocos pueden llegar a ver. Mientras le oía hablar, podía imaginármelo una madrugada cualquiera de algún día de primavera, olvidada por unas horas su historia y su tristeza, viviendo el momento perfecto, en los brazos de otro joven desencantado y fuerte como él.

No hay comentarios: