lunes, 5 de octubre de 2009

Kora

Me llamo Kora: soy una perra, tengo casi tres años y vivo con una mujer muy especial. Aún soy demasiado joven para entender cierto tipo de cosas pero a veces me tumbo en el salón y, mientras observo lo que sucede alrededor, me dedico a pensar. ¿Como empiezan las relaciones entre los animales y los seres humanos? No sabría decirlo con seguridad. Los seres humanos siempre son un misterio para mí: simples en su naturaleza y al mismo tiempo tan complejos. Recuerdo cuando la conocí: yo sólo era un cachorro y ¡qué difícil era tratar con ella! Todo en esa mujer era desconcertante, todo era complicado. Los gestos torpes de sus manos, sus palabras, su forma de quererme y de enfadarse... No seguía ningún patrón, cambiaba a cada instante. Era desconcertante. Luego, con el paso del tiempo, poco a poco, nos fuimos entendiendo.
Recuerdo una tarde de invierno. Ella estaba sentada en el sofá. Algo había pasado. No se la oía casi ni respirar. Yo no entendía nada, pero notaba aquella sensación extraña en el ambiente. A ratos, tenía la mirada de un cachorro, y otras, un brillo cortante en sus ojos que me hacía temblar. Pasó algún tiempo así. Aquellos días aprendí a prestar una gran atención a los detalles. Ahora sé cuando todo marcha bien y sé también cuando debo apartarme. Conozco sus costumbres, sus estados de ánimo, su forma de vestir y de arreglarse, cada uno de los gestos de su rostro, su forma de sufrir y de recuperarse. Ahora, después de tanto tiempo, creo que ya comprendo casi todo lo que pasa por su cabeza. Es la mejor mujer del mundo. A veces se equivoca -tiene un carácter endiablado algunas veces-, pero eso me da igual. Ella decide el destino de mi manada desde que sale el sol hasta que se oculta en el horizonte, y eso debe ser complicado. Por eso a veces es feliz y a veces no, pero casi siempre duerme profundamente. A mí me gusta contemplarla mientras duerme, cuando toda la casa está en silencio, y sentir como el mundo entero gira a su alrededor. Ella decide cada uno de los pasos que damos los demás, es el centro de todo este universo nuestro, y no le da importancia. A veces tengo la sensación de que aún no lo ha entendido bien, que le sale de un modo natural, que no sabe hasta qué punto nosotros la necesitamos, y eso para mi es algo fascinante, por eso cada día intento comprender algo nuevo de ella.

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