domingo, 24 de mayo de 2009

Nunca fue suficiente

Nunca fue suficiente para ellos
ni la vida, ni el viento,
ni el rugir de las olas, ni el violento huracán.

Todo era demasiado pequeño para sus corazones,
por eso,
decidieron vivir a su manera
ella y él, los dos juntos, con la vida a la espalda y una cadena al cuello,
con su alma y sus botas gastadas
de esperar el momento
en que todo quedara definido en una única palabra
esa que, en mitad de la noche, dice: “yo soy” y marca de un modo inexorable tu destino.

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