miércoles, 6 de mayo de 2009

Ella alguna vez fue hermosa y estuvo viva

Hay un instante en la noche
en que todo se para, hasta la vida.
Una mujer sin nombre canta una estrofa de Lou Reed
la repite una y otra vez, como una letanía
“hey babe, take a walk on the wild side”
y en su voz rota el dolor se vuelve intenso, tangible y pesado como la losa que cubre una tumba.
La mujer canta y me mira con sus ojos vacíos, con su alma vacía
con su cuerpo acabado, infinito, profundo... Helado y oscuro, como un abismo en el fondo del mar.
La mujer canta y el dolor crece y atraviesa todas las heridas,
Y avanza como una ola que arrasa todo lo que existe.

Su mano golpea un instrumento
que suena como un corazón
como un doliente corazón agonizante.

¿De dónde vienes mujer de los sesenta?
¿En qué momento perdiste la luz de tus ojos y el último resto de tu belleza?
No les cantes a ellos. Aún no pueden comprender.
Sólo yo reconozco tu canto de muerte en esta noche ciega
donde no queda ni el brillo de una sola estrella para ti.

Lo sé, has llegado hasta aquí, y ese lado salvaje, esta noche, es un infierno más terrible de lo que nunca llegaste a imaginar.

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