lunes, 15 de marzo de 2010

En el viejo jardín

En el viejo jardín abandonado, junto al estanque, había una estatua que representaba a un ángel que miraba al cielo. Era de mármol blanco, pero ahora, con el paso del tiempo, estaba oscurecida y sucia, cubierta de musgo y de silencio. Nadie pasaba por allí desde hacía mucho tiempo.
En el agua, por debajo de las flores acuáticas, nadaban unos peces. Un pájaro de color negro cantaba en la rama de un sauce. Las nubes pasaban muy deprisa; se había levantado viento. La vida era un viaje sin final y al fondo, sin embargo, había una puerta…
En el viejo jardín abandonado, en las puestas de sol, cuando la soledad se posaba en el suelo, se oía con toda claridad el murmullo del viento contándole a los árboles viejas historias, y el olor de la savia de abeto llenaba el aire. En días como éste, las hojas caídas de los árboles creaban un manto dorado sobre el suelo. Tal vez en esas hojas dormían los recuerdos, ahora no lo sé, pero desde el borde del lago, yo percibía toda la intensidad de ese mundo a la espera.
En el viejo jardín abandonado, junto al estanque, había una estatua de un ángel. Era de mármol blanco…

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