viernes, 26 de marzo de 2010

Una vez

Una vez viajé hasta una ciudad situada al sur de las grandes montañas. Allí conocí a una mujer.
-¿Quién eres tú? –me preguntó una noche.
-Soy un poeta –respondí.
-No sé que es un poeta –dijo ella.
-Alguien que, cuando muere, deja algo hermoso atrás –le dije yo.
Esta noche, no sé muy bien porqué, he vuelto a recordarla. Me gustaba sentir el suave tacto de su piel, y contemplar su rostro en la penumbra, cuando en la hora más oscura y profunda de la noche, empezaba a crecer, y suspiraba, y se hacía infinita y azul entre mis brazos.

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