jueves, 19 de febrero de 2009

No te detengas

No dejes que el polvo te ciegue los ojos
y te impida pensar con claridad
corre deprisa, salva a todo el que puedas
busca entre los escombros y las ruinas
no dejes de buscar
no duermas, no pierdas la esperanza
que tu alma crezca desde el corazón mismo
de los gritos de miedo de los niños
en Líbano, en Beirut, en Argelia, en Somalia.

Erige un monumento a la verdad
que mantenga con vida para siempre
a cada uno de esos niños sin rostro
que no existen en la memoria
de los hombres que han destrozado el mundo en que vivimos
y enseña a tus hijos que no hay fortuna
que merezca un sólo gemido de dolor.

La frontera del mal
está muy cerca
no dejes que tus hijos
se acerquen a las llamas
ni a las banderas.

Que los que permanecen vivos mantengan una luz
y cuiden de las madres
que esta noche han sobrevivido a tanto horror.

Dejadlo todo ya; nada merece un muerto
¿de qué sirven los territorios si sólo son un
gran montón de escombros y aflicción?

Escuchad los consejos de los viejos
pues ellos aprendieron del pasado
que un acto de violencia no es más que el principio del fin.

Los que ahora están arriba un día se verán abajo
todo tiene su tiempo
y el tiempo hace al olvidar cualquier dolor.

Recuerda sólo esto:
no permanezcas quieto
no dejes que el odio o el olvido
te impidan pensar con claridad
que tu mente trabaje con tus manos
salva a todo el que puedas
para salvarte tú.
Busca entre los escombros
no pierdas la esperanza
manténte en movimiento.

Aunque ahora esté escondida
puedes estar seguro,
la vida volverá.

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