domingo, 22 de agosto de 2010

Después de mucho tiempo

Pasados muchos años comprendió que sólo hay un camino que lleva al cielo, y ese camino empieza aquí, justo donde te encuentras tú en este momento. Ese día comenzó a caminar. ¿Cuántos años se necesitan para entender las cosas sencillas de la vida?
Eran las seis de la mañana y él estaba escribiendo. En la línea del horizonte empezaba a clarear un nuevo día. Había refrescado un poco y el aire se podía volver a respirar. Las cosas le llamaban por su nombre. Un pájaro cantaba en un árbol cercano, se oía correr el agua de un arroyo, y de vez en cuando crujía el tronco de algún árbol del bosque. Su alma estaba en paz. Miró hacia arriba y dejó que su ser se fundiera en esa inmensidad azul. Amanecía.
Desde muy lejos regresó a él un buen recuerdo. Sus ojos sonriendo, su sonrisa. Ella estaría allí, en alguna parte de ese inmenso mundo que existía más allá del fondo del valle. Tan lejos y tan cerca. Este mundo maravilloso que un día, burlándonos del destino, hicimos a la medida de nuestros deseos.
El agua del río lanzaba destellos plateados en su camino hacia el fondo del valle, la brisa mecía suavemente las copas de los árboles y un aroma de flores silvestres inundó sus sentidos. Ella y su pasión por las flores… Se perdió en sus recuerdos. Ella y ese mundo feliz, indiferente, que existe por encima de todas nuestras cosas pequeñas, atravesando el tiempo de la vida…
Pasó mucho tiempo sentado en esa roca, pensando en todo eso. Había apagado en su corazón la llama del deseo, el apego a las cosas del mundo, sus anhelos, sus temores… Todo lo que le ataba al mundo de los hombres se había ido extinguiendo en su interior y ahora, ya casi no quedaba nada que pudiera considerar como algo suyo. Dentro de él habitaba el vacío. Esa forma de vacío esencial que lo contiene todo. Pasados muchos años comprendió que sólo hay un camino que lleva a nuestro cielo, y ahora había empezado a recorrerlo. Ya sólo quedaba esperar a que su alma se llenara de todas las cosas importantes. Ella vendría a él, desde muy lejos, y ahora, después de tanto tiempo, su alma en paz por fin podría recibirla. Sonrió, desde un lugar remoto de su corazón llegaban a él tantos buenos recuerdos…

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