martes, 17 de agosto de 2010

El tiempo

¿Y si después de todo lo que hemos luchado..? Tú me decías que no podías comprender, que era imposible, que no tenía sentido, y sin embargo un mundo de oscuridad impenetrable crecía entre nosotros. Cada paso llenaba mi alma de un dolor infernal, pero el cielo era azul. Tal vez eso aún era el amor, aquella sensación de que existe una fuerza que puede equilibrar el universo. ¡Cuántas noches mezclándose tu rostro en las estrellas! Y nosotros tan solos, dejándonos llevar corriente abajo.
Los días se cargaban de cansancio; de esa forma de tiempo indiferente, y el silencio crecía y crecía. El verano se prolongaba al infinito y tú buscabas en vano. ¿Dónde se esconderán ahora los gatos sonrientes del pasado? Cada pensamiento producía una sensación de vértigo y vacío. Y el cansancio ganaba las batallas.
Recuerdo aquel apartamento: yo miraba esa casa y pensaba en una posibilidad de hogar, pero no había hogar, ni futuro, ni siquiera un espacio común donde poder guardar nuestro tesoro. El tiempo… Los tiempos de la vida llegaban cada amanecer y arrasaban con todo. Esos tiempos nuestros, tan diferentes… Cada noche, mientras yo iba muriendo, tú me decías que no podías comprender. Tú querías vivir y yo estaba cansado de intentarlo. Ahora, mientras escribo esto, se pone el sol, cae la tarde, y otro día termina. La gente nace y muere; fracasa o tiene éxito en la vida, pero todo da igual, todo eso no es real, sólo es una ilusión que se hunde con el tiempo, y sin embargo, aunque es muy tarde ya, el cielo aún es azul, y yo te sigo amando.

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