martes, 14 de julio de 2009

La vida

Son casi las diez de la mañana y el cielo es un mar azul de espacios y de palabras. El agua besa la arena que parece llorar o reír. El agua viene cargada de recuerdos que quedan esparcidos en la orilla, restos de barcos, hojas de libros, amaneceres perdidos en el pasado. Estamos en verano  y sin embargo no saltan al abismo las amapolas rojas, no se caen las gaviotas del cielo. Todo sigue su curso, con un orden y un sentido, y la gente corriente se afana por clavar su sombrilla en la arena mientras los observo. Hay una luz especial en el mundo esta mañana de verano, un perfume en el aire que alegra mi alma, un sonido, un rumor... Es la vida que se rinde ante la belleza de todo este existir que me rodea.

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