lunes, 10 de agosto de 2009

Triunfar

Con el paso de los años había visto muchas historias parecidas. La vi subir muy alto, muy deprisa, sin pararse un instante a contemplar el mundo en el que vivíamos los demás. Había triunfado y sin embargo no había aprendido nada en su viaje. Lo cierto es que ahora, después de esa experiencia, todo lo que anhelaba yo, le parecía irrelevante. Sí; yo había presenciado muchas historias parecidas, de triunfos y fracasos, por eso no quise quedarme.
Levanté la vista del papel. Miré hacia la orilla del mar. Hacía un día espléndido: las olas traían a la playa un mensaje de luz y de esperanza. Era verano y el mundo parecía reventar de pura vida. Todo era hermoso y bello y eso me hacía sentirme algo mejor. Podía imaginármela llegando del trabajo, igual que cada día, con su maletín de cuero y su portátil. Esa mujer sabía adónde iba; tenía muy claro su futuro, pero yo ya no formaba parte de él. Yo no estaría allí, ni volvería a compartir esa forma de vida. Tomé un café y cuando terminé, salí del bar y caminé por una carretera secundaria. Hacía un día espléndido y me sentía bien. Se respiraba paz. Había tomado una decisión y en ese instante aquella carretera tenía un aspecto bastante más acogedor que su cama vacía.

No hay comentarios: