lunes, 31 de agosto de 2009

En la quietud de la tarde

En la quietud de esta hora de la tarde te recuerdo. Los árboles duermen en paz, unos junto a otros, y un murmullo de sueños se extiende por el bosque. No llega hasta este sitio el olor de tu piel en el pasado, y se pierden en un olvido extraño las palabras de amor que te escribí aquel día. Pasan los meses y la distancia se hace más y más grande. Ya no parecen hermosas las estrellas y sin embargo todo esto también debe tener un fin y algún sentido. No queda mucho tiempo ya, los árboles me dicen que el otoño se acerca muy deprisa, y muy pronto veré como desaparecen bajo un manto de soledad los prados verdes. Hay un sendero que asciende entre la nieve. Un sendero de olvido, donde uno apenas recuerda lo que fue, tan lejos queda todo ya, tan lejos, tan abajo. Esta tarde la niebla cubre cualquier respuesta. Atrás sólo dejo paisajes desolados, sentimientos en ruinas, gestos que han perdido aquella frescura del pasado. No llores, corazón, no pares junto al río, camina sin cesar siempre hacia arriba. Se acabarán las nubes algún día, regresará aquel sol lleno de vida.

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