domingo, 31 de enero de 2010

El salón

Estaba en casa de mi hermana, sentado en el sofá del salón. Todos los viernes solía ir a hacerle una visita. En la televisión estaban poniendo una película que ya había visto antes dos veces. Trataba de un asesino en serie que conseguía burlar a la policía. Entonces oí un ruido en una habitación. Fue un golpe seco. Sonó como un cuerpo que cae al suelo. Pensé que era mi hermana, que tal vez se había desmayado, y fui hacía allí a toda prisa. Abrí la puerta de la habitación y me quedé perplejo. Aquella habitación no era la de mi hermana. No reconocía los muebles, la cama ni el espejo. Mi hermana tampoco estaba allí. No había nadie. Conmocionado, regresé al salón. Abrí la puerta del salón y se me cortó la respiración. Ahora tampoco reconocía aquel salón. Era mucho más grande, y donde unos minutos antes estaba la televisión ahora había un gran armario. Miré por todas partes y no encontré nada conocido. Salí de allí y recorrí pasillos y pasillos de un edificio extraño. Subí y bajé escaleras, patios, recorrí corredores… Aún hoy, después de tantos años, busco la forma de salir de aquí.

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