miércoles, 11 de marzo de 2009

Algo caliente

Cansado de todo, el viejo escritor decide terminar su último relato. Ya nunca escribirá una línea más. Escribe la historia de un niño de diez años que no es feliz. Alrededor de él, el mundo se derrumba. Nada tiene sentido. Hace ya demasiado tiempo que no sabe lo que es sentir cariño, ni tener una familia o un hogar. El niño está solo, definitivamente solo en medio de la gente. El viejo escritor comienza a escribir eso, pero luego recuerda la historia del niño que creció y que se fue lejos, y decide escribir la historia de un hombre que no tiene un hogar. La titula: “Algo caliente”, y escribe unas líneas en una hoja de papel arrugado que dicen: mal tiempo, mucho viento, y de nuevo el frío matando las flores del parque. El jardinero dice que mañana va a nevar. Carmen, la asistente social, ha venido a verme. Me ha hablado de la madre y del pequeño. Ahora se ha ido y me siento fatal. Todo es un desastre. La vida es tan triste y tan extraña. Miserias que no se pueden cambiar. Esta noche la pasaré en el subterráneo, junto a Mateo y Marcos. Carmen me ha dicho que pasarán a las doce con algo caliente. Algo caliente... como si hubiera algo que pueda calentar mi corazón…El viejo escritor, mientras escribe esto, nota que está cansado, decide que tampoco terminará este último relato, que en la vida hay historias que es mejor no contar. Llega la noche y allá en el subterráneo, Carmen, llega junto con dos muchachos, traen un termo con algo de café caliente, y se lo ofrecen como si eso pudiera calentar su corazón.

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