lunes, 16 de marzo de 2009

Y alrededor la vida

Sentados en la pradera de hierba, el grupo comía y hablaba de sus cosas. Yo observaba la escena desde la lejanía de mi corazón, perdido en algún punto del pasado, y a ratos conseguía participar de aquel instante de luz de un día de primavera.
Un joven tocaba una flauta travesera mientras una muchacha, con unos pantalones de tela a rayas, hacía girar cuatro pequeñas bolas de vivos colores en el aire. Estuve mucho tiempo mirando esos objetos, pequeños planetas en miniatura, girando en el espacio de sus manos. Los ojos de la muchacha seguían el movimiento y su rostro cambiaba de expresión continuamente, pasando del esfuerzo a la concentración y de ahí, a la alegría, o al enfado, de un modo que llamaba poderosamente mi atención.
El joven interpretó una combinación de escalas a gran velocidad y una paloma levantó el vuelo sobre la copa de los árboles. En aquella pradera, un par de jóvenes dormían abrazados, mientras otros charlaban en grupos más pequeños, esparcidos aquí y allá. Había Rusos y Polacos, Marroquíes, franceses, una muchacha china y un par de italianos. Alguien me pasó un recipiente de plástico con arroz y una cuchara de esas que se usan para remover café. Mientras saboreaba aquel arroz, de pronto sentí que todo iría bien en el futuro, que había dominado algún extraño aspecto de mi vida que aún no era capaz de definir.

No hay comentarios: