jueves, 19 de marzo de 2009

Amanecer

El agua comenzó a hervir dentro de la cafetera y al instante el aroma a café se extendió por la cocina. Se frotó los ojos: estaban terriblemente irritados por la falta de sueño. Sintió que le dolía la cabeza. Con movimientos torpes buscó una taza, la puso bajo el grifo para limpiarla y se sirvió. Cuando el líquido caliente entró en su cuerpo se sintió algo mejor. Buscó un analgésico y se lo tomó. Miró el reloj: eran las seis de la mañana y él debía ir a trabajar. Miró a su alrededor, contempló aquella cocina mugrienta y le dio por pensar en su pasado. Ayer había cumplido sesenta años y ahora, de pronto se sentía solo. Fue hasta su habitación y se vistió sin hacer ruido. Una mujer desconocida dormía en su cama.

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