Es marzo, noche de lunas y de silencios. Ríe el letrero de neón y un pájaro nocturno se desliza entre regueros de agua y alcantarillas. En la esquina de la calle Valverde con Gran Vía, la negra del pelo plateado espera un cliente. No hay un nombre que pueda definir su soledad. Ya es demasiado tarde, y en la calle desierta no queda un alma libre para ella.
miércoles, 4 de marzo de 2009
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