martes, 23 de septiembre de 2008

Alma

Alma tejió una red con sus sueños y con sus pesadillas y se quedó atrapada allí durante muchos años. Quiso querer a un hombre como nunca antes le hubiera querido nadie, quiso tocar el cielo junto a él, pero escogió fatal, y el resultado fue que ella perdió una buena cantidad de años y se quedó vacía para continuar.
Luego todo siguió con una inercia extraña: pastillas, desengaños…, días, meses y años. Dejó de mirarse cada mañana en el espejo. Le di mi corazón –decía-, ¿dónde estuvo mi error? Bebió hasta emborracharse, se marchó a otra ciudad –no soportaba verle, con otra, de su brazo-. Buscó el amor por los bares y las esquinas hasta que un día, dejó ya de buscar.
Ayer, Alma cumplió cincuenta años. Su móvil sonó sólo una vez. Era su hombre de siempre. Hablaron de los hijos de él, del trabajo de él, de la suerte que había tenido al encontrar a esa buena mujer. Alma vive sola en un piso alquilado, trabaja hasta muy tarde los domingos, y lo único que hace por ella en todo el año, es pasar quince días en un hotel barato, de un pueblo que está cerca del mar.
Alma cuelga el teléfono, sonríe levemente, se va pronto a la cama. Esta noche no le apetece cocinar.

No hay comentarios: