La gente me dice que no existes, que sólo eres producto de mi imaginación, pero algunas mañanas, justo en ese momento extraño, antes de amanecer…
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Cuando la gaviota abandona la orilla y el lomo del dragón aparece y rompe la calma de la superficie, cuando el cisne se acerca despacio y me mira, intrigado, y el mundo hace lento su eterno latido, y se esconde a escuchar. Cuando la eternidad retrocede y se hace pequeña, y el sabio, confuso, no sabe qué pensar. Cuando el amanecer se recuesta en la hierba mojada y el soplo de la soledad se apodera de todas las cosas, cuando todo termina y se extingue la vida, entonces, en ese momento, a veces regreso al sagrado calor de tu piel y recuerdo que existes y que estás siempre ahí, tal vez leyendo esto, en este mismo instante, al otro lado del mundo.
2 comentarios:
Muy bonito Ángel,es de lo mejor que te he leído.
Besotes.
Gracias, Mar. Un abrazo.
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