miércoles, 3 de febrero de 2010

No duerme la montaña

…No duerme la montaña ni el mundo ha empezado a pintarse el rostro de destino. Pero las cosas… Las cosas duermen. Duermen en ti, de un modo plácido, como una puesta de sol junto a un lago de primavera, y el mundo viene y va, y el aire se asfixia entre tus brazos. Esta noche, cada minuto, se alarga en la distancia, y es un presente eterno, una luz en la nada del vacío. Sólo queda el hueco de tu presencia. ¿Dónde estarás ahora? ¿Quién seguirá tus pasos…?
-¿Qué escribes?
-Nada.
-¿Puedo leerlo?
-Espera que lo acabo.
…¿Quién bailará sobre el montón de pólvora de tu camino..?
-Trae, anda, dame.
-Toma…
Ana se echa el pelo hacia atrás, como hace siempre, y se concentra.
-…¿Qué te parece?..
-Malo, bastante malo… Oye: ¿sabes que esta tarde he ido al médico?
-¿Ah, si?, y ¿qué te ha dicho?
-Que tengo cáncer: me operan la semana que viene.
Se echa el pelo hacia atrás con ese gesto suyo de siempre.

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