domingo, 14 de febrero de 2010

Sentarse a escribir

Escribir una historia es tan fácil como sentarse a descansar un rato sobre la punta de la hoja más pequeña de un árbol que crece sobre un abismo. No hay nada más sencillo; uno llega, se sienta, y comienza a escribir como si respirara, sin importarle nada, ni siquiera el abismo, o el árbol, o la hoja pequeña. Ni siquiera la brisa o el viento, o el frío o el paso del tiempo. Ni siquiera la certeza total de que el próximo otoño el árbol perderá todas y cada una de sus hojas; entre otras esa hoja sobre la que has decidido hoy sentarte a escribir un rato.

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