domingo, 13 de septiembre de 2009

Una historia

Mientras dormía, el mundo y las cosas se fueron perdiendo irremediablemente en el pasado. El hombre atravesó los campos camino del puente de piedra. Llegó cuando empezaban a apagarse las últimas estrellas y una vez allí permaneció de pie, escuchando. Abajo se oía, lejano e irreal, el murmullo del río. El puente tenía un aspecto inquietante como si pesara sobre él la historia de algún suceso terrible y desconocido. Faltaba poco tiempo para que comenzara a amanecer pero aún no había demasiada luz en la bóveda del cielo. El hombre recordó la historia. Una historia que ahora era la historia de su vida.
Avanzó muy despacio sobre el puente de piedra. Ya casi empezaba a amanecer y llegó hasta él el canto de algunos pájaros que alborotaban desde la oscuridad del bosque. El hombre caminó hasta la mitad del puente. Allí se paró un instante. Miró a su alrededor, se asomó sobre el muro de piedra, respiró hondo y se lanzó al vacío. En ese instante las cosas se fueron perdiendo irremediablemente en el pasado, el hombre sintió como un retroceder del tiempo y nunca despertó del sueño.

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