martes, 20 de enero de 2009

La inseguridad de los gatos

Desesperado, el pequeño ratón corría de un lado para otro, en un intento vano de encontrar refugio. Los cuatro gatos le observaban con esa mirada intensa tan típica de ellos. De vez en cuando, uno se adelantaba un poco, y de un zarpazo, hacía rodar al ratoncillo. Pequeñas manchas de sangre iban cubriendo el suelo. Los gatos estaban bien alimentados. No había necesidad de hacer aquello. Con el tiempo, nosotros, los ratones, nos dimos cuenta de que sólo querían demostrarse unos a otros que aún eran gatos, y no gordas mascotas castradas por sus dueños.
Sus dueños; esos seres humanos de los que habían copiado ese comportamiento.

No hay comentarios: