martes, 19 de agosto de 2008

Algunas veces, sin embargo

Algunas veces, sin embargo, andar hasta llegar a la línea del horizonte aún no es suficiente: uno quisiera llegar algo más lejos, atravesar una montaña más, descender a otro valle y a otro, hasta salirse del mundo. Nunca llegué a descubrir el motivo que impulsa a los hombres a subir más alto o a llegar más lejos, ni porqué, en un momento de tu vida, esa sensación se convierte en una especie de veneno que te arrastra a un viaje sin fin que muchas veces acaba de un modo trágico. Tampoco llegué a comprender esa necesidad de soledad, ni porqué la nieve, el frío o las noches a la intemperie, resultaban ser más acogedoras que un solo día entre la gente. Sólo sé que en aquellos días no podía pasar mucho tiempo en un sólo lugar, que empezaba a dar vueltas y acababa metiendo en la vieja mochila, un saco de dormir gastado y un par de sentimientos, y escapaba, corriendo, hacia el monte. Tal vez buscaba algo, no lo sé. La vida, entonces, no tenía un sentido profundo, terrible y claro, como el que tiene ahora.

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