miércoles, 20 de agosto de 2008

Habanna

Habanna era una de esas mujeres que toman un camino equivocado y lo siguen con una tenacidad desconcertante hasta el final.
Aquel verano la vi desmoronarse paso a paso, calcular fríamente el camino que la conduciría a la muerte un par de años después, y saltar al vacío con una sonrisa irónica y amarga dibujada en sus labios. Nunca pidió perdón ni se dejó querer. Tal vez era una mujer completamente libre, no lo sé. Le gustaba viajar sola y contemplar la luna desde el acantilado. Su padre la violó a los doce años.

1 comentario:

Mar Sanfrancisco dijo...

Desconcertada Habanna, a tan temprana edad....ya no es dueña de sus pasos.
Su padre le dio la vida y se la trunco.
No encontrara respuestas a su vida y mucho menos sentirá la necesidad de pedir perdón por nada.

Saludos.