lunes, 4 de agosto de 2008

La creación

El Sr. Osaki está inquieto. Camina de un lado para otro. Observa a la gente que pasa. Contempla la mirada intemporal y seria de una estatua rodeada de flores, respira el olor del agua estancada de la fuente y… Nada. Molesto, se da ligeros golpecitos con el bolígrafo en los labios. Nada... Lleva un buen rato así y la hoja de su cuaderno aún sigue en blanco. El Sr. Osaki se siente vacío esta mañana y se hunde en un desasosiego intenso. Sigue caminando y en un rincón del lago encuentra unas tortugas que están tomando el sol entre unas plantas. Absorto en sus pensamientos contempla el aspecto singular de estos animales.
¡Cómo no lo he comprendido antes! –murmura, de pronto, fascinado-. ¡Pues claro!; ¡El vacío da origen a todos los fenómenos del universo!
Ahora el Sr. Osaki ha dejado atrás el lago. Tiene mucho trabajo por delante. Desde el vacío, en su mente comienzan a crearse, una tras otra, todas las cosas, y él como si fuera Dios, les va asignando un nombre. El Sr. Osaki camina de un lado para otro. Árbol –dice-, y observa el árbol. Piedra –dice-, y mira, y por primera vez, ve una piedra y se queda maravillado de la belleza de la piedra. Cielo, hombre, mujer… El Sr. Osaki ahora corre, como un enajenado, camino del centro de la ciudad. ¡Hay tantas cosas que esperan ser creadas!

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