jueves, 21 de agosto de 2008

De noche

Es de noche, el parque está desierto. Un anciano camina atravesando la avenida bajo las copas de los árboles. Piensa en que pronto terminará el verano. Otro verano más. Recuerda aquellos otros veranos de su vida, cuando todo parecía avanzar de un modo decisivo hacia delante. Es de noche, el parque está desierto. El anciano se para y mira alrededor. Tan sólo ve un vacío aterrador. El parque duerme. El anciano percibe esa respiración pausada que parece surgir de cada objeto, del banco de madera, de la estatua, del árbol, de la fuente y la luna… El anciano sabe con esa intensidad que da la cercanía de la muerte que en este instante no es más que un insignificante ser perdido en medio de la nada. Los objetos le observan. Como él, todo en el parque parece estar a la espera de una extinción que se retrasa.

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