lunes, 4 de agosto de 2008

Naufragio

El Sr. Osaki conduce un camión por una carretera comarcal. Es verano y el calor resulta insoportable. Frente a él se extiende una llanura infinita. El aire abrasado se eleva del suelo distorsionando la forma de las cosas. El Sr. Osaki tiene sueño, abre y cierra los ojos, estira la espalda dolorida y bebe agua de una garrafa que lleva a su lado. Hace muchas horas que está sin dormir. Rememora escenas de su pasado, aquel año en el barco, el color verde intenso de la vegetación, el mar azul y verde y esmeralda y también el color de los ojos de ella.
El Sr. Osaki detiene el camión a un lado de la carretera, que se extiende, infinita, hasta un horizonte vacío. A su alrededor el mundo es un lugar sin vida, árido y seco. Respira hondo, mira su reloj. Son las cuatro de la tarde. Es agosto y el Sr. Osaki, desolado, comprende que también se puede naufragar en el desierto.

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